Unidad 8 Oferta y demanda: mercados con muchos compradores y vendedores
8.2 Comprar y vender: demanda, oferta y precio de equilibrio del mercado
En esta unidad analizamos los mercados con muchos compradores y muchos vendedores. Estos mercados son distintos de los mercados de bienes diferenciados de la unidad 7, donde hay muchos compradores pero un solo vendedor para cada bien particular. Los vendedores de bienes diferenciados soportan la competencia de vendedores de productos similares, pero en mercados con muchos vendedores del mismo producto, hay una competencia más intensa.
- disposición a pagar
- Indicador del valor que una persona atribuye a un bien, expresado mediante la cantidad máxima que pagaría para adquirir una unidad del bien. Véase también: disposición a aceptar.
- disposición a aceptar
- Indicador del valor que una persona atribuye a un bien, expresado mediante la cantidad mínima de dinero que aceptaría a cambio de una unidad del bien (es decir, su precio de reserva). Véase también: disposición a pagar.
- precio de reserva
- El precio más bajo al que alguien está dispuesto a vender un bien.
La disposición a pagar (DAP) es un concepto útil para comprar en subastas por internet, como eBay. Si quieres pujar por un artículo, una forma de hacerlo consiste en fijarte una puja máxima igual a lo que pagarías por él (tu DAP), una cantidad que desconoce el resto de participantes en la puja: este artículo explica cómo manejarse en eBay. eBay lanzará pujas automáticas en tu nombre hasta que la tuya sea la más alta de todas o hasta llegar a tu tope máximo. Tú ganarás si y solo si la puja más alta es inferior o igual a tu DAP.
- curva de oferta
- Muestra el número de unidades de un bien que se ofrecerían en el mercado por parte de los vendedores a un precio dado. La curva de oferta de una empresa representa las unidades que esta ofrece, mientras que la de un mercado (o un sector) indica el número total de unidades ofrecidas por el conjunto de los vendedores del mercado (o empresas del sector). También se denomina: función de la oferta.
Para un modelo simple con numerosos vendedores y compradores, piensa en el comercio de ejemplares de segunda mano de un libro de texto recomendado para un curso universitario de economía. La demanda procede del alumnado que va a comenzar el curso, y cada cual tendrá una disposición a pagar distinta, es decir, diferirá en la cantidad que quiera pagar por el libro. Nadie lo adquirirá por un precio superior al que tiene el libro nuevo en la librería del campus. Por debajo de esa cantidad, la disposición a pagar del alumnado dependerá de cuánto esfuerzo le dedique cada cual a la asignatura, de lo importante que considere el volumen y de su presupuesto para la compra de libros.
Podemos hallar la curva de demanda de esos libros imaginando a todos los consumidores ordenados en fila de manera que figuren en primer lugar los que aceptarían cantidades más altas, y trazando un gráfico que muestre cómo varía la disposición a pagar a lo largo de esa línea, tal como se ve en la figura 8.1. El primer estudiante está dispuesto a pagar 20 dólares, el vigésimo, 10 dólares, y así sucesivamente. De modo que se obtiene un gráfico decreciente que muestra cuántos estudiantes estarían dispuestos a comprar el libro por un precio dado, \(P\), es decir, el número de personas cuya disposición a pagar es igual o superior a \(P\).
Figura 8.1 La curva de demanda para el mercado de libros.
De nuevo, las subastas por internet como eBay permiten que los vendedores especifiquen su disposición a aceptar (DAA). Si pones un artículo a la venta en eBay puedes indicar un precio de reserva que no se mostrará a quienes pujen por él. Este artículo explica los precios de reserva en eBay. Comunicas a eBay que el artículo no se venda si no hay una oferta para comprarlo a ese precio (o a uno superior). Así que el precio de reserva debería ser igual a tu DAA. Si nadie llega a ofrecer esa cantidad, el artículo no se venderá.
La oferta de libros de segunda mano procede del alumnado que ya ha finalizado el curso, y cada cual tendrá una disposición a aceptar (DAA) distinta, es decir, diferirá en cuanto a su precio de reserva. El precio de reserva de cada vendedor es una medida de cuánto valor atribuye al libro: preferirá quedárselo antes que venderlo a un precio más bajo. Por ejemplo, es posible que los estudiantes más pobres, deseosos de vender para poder adquirir otros libros, tengan precios de reserva más bajos.
La curva de oferta se puede trazar colocando por orden a todos los vendedores de acuerdo con su precio de reserva (su DAA), como en la figura 8.2. Colocamos primero los vendedores con una disposición a aceptar más alta (es decir, aquellos con precios de reserva más bajos), así que obtenemos un gráfico creciente para los precios de reserva.
La curva de oferta muestra cuántos estudiantes están dispuestos a vender a cada precio, es decir, el número de libros que se ofertan en este mercado. Hemos trazado las curvas de oferta y de demanda como líneas rectas para simplificar. En el mundo real, es más probable que sean curvas cuya forma exacta dependerá de cuánto varíe el valor atribuido al libro entre los estudiantes.
Pregunta 8.1 Elige las respuestas que sean correctas
Como representante estudiantil, una de tus funciones consiste en organizar un mercado de libros de texto de segunda mano entre el alumnado antiguo y actual de primer curso. Tras una encuesta calculas que las curvas de oferta y demanda serán las que se muestran en las figuras 8.1 y 8.2. Por ejemplo, calculas que un precio de 7 dólares generaría una oferta de 20 ejemplares y una demanda de 26. Basándote en esta información, lee los siguientes enunciados y elige las opciones que sean correctas.
- El rumor reduciría la disposición a vender del antiguo alumnado de primer curso. Su DAA aumentaría y desplazaría la curva de oferta hacia arriba. De manera análoga, el número de estudiantes dispuestos a vender su libro a cada precio dado también descendería.
- La curva de oferta muestra que la oferta se duplicaría y sería de 40 ejemplares si el precio subiera a 12 dólares, no a 14.
- El rumor reduciría la disposición a comprar del alumnado de primer curso. Su disposición a pagar descendería y desplazaría la curva de demanda hacia abajo. Habría menos estudiantes dispuestos a comprar el libro a cada precio dado.
- La demanda máxima alcanzable es 40 cuando el precio es cero.
Ejercicio 8.1 Estrategias de venta y precios de reserva
Considera tres métodos posibles para vender un coche de tu propiedad:
- Publicitarlo en un foro digital local.
- Llevarlo a una subasta de vehículos.
- Ofrecerlo a un negocio de autos de segunda mano.
- Explica si tu precio de reserva sería el mismo o no en cada caso.
- ¿Qué método crees que proporcionaría el precio de venta más alto y por qué?
- Comenta algunos de los factores que influirían en el método elegido para vender un vehículo.
El mercado y el equilibrio del mercado
¿Qué crees que ocurriría en el mercado de libros de texto de segunda mano? Pues dependerá de las instituciones de mercado que conecten a compradores y vendedores. Si el alumnado depende de tratos verbales, entonces cuando un comprador y un vendedor se encuentren, podrán intentar llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Pero cada comprador querrá localizar a un vendedor con un precio de reserva bajo, y cada vendedor aspirará a buscar a un comprador con una disposición a pagar elevada. Antes de cerrar un trato con un interlocutor comercial, ambas partes querrán conocer sus oportunidades comerciales alternativas.
Las instituciones de mercado tradicionales suelen reunir a numerosos compradores y vendedores en un mismo lugar. Muchas de las ciudades grandes del mundo crecieron en torno a mercados y bazares que jalonaban antiguas rutas comerciales, como la de la Seda entre China y el Mediterráneo. El Gran Bazar de Estambul, uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo, reúne por sectores tiendas que venden alfombras, artículos de oro, cuero y textiles. En las aldeas y ciudades medievales era habitual que los mercados y comerciantes concentraran en un mismo lugar los establecimientos que ofrecían mercancías similares para que la clientela supiera dónde encontrarlas. La City de Londres es ahora un núcleo financiero, pero los nombres que conservan algunas calles delatan qué bienes se vendían en ellas en el pasado: Pudding Lane (‘callejuela del pudin’), Bread Street (‘calle del pan’), Milk Street (‘calle de la leche’), Threadneedle Street (‘calle de la aguja y el hilo’), Ironmonger Lane (‘calleja del quincallero’), Poultry (‘ave de corral’), Ropemaker Street (‘calle del cordelero’) y Silk Street (‘calle de la seda’).

Las comunicaciones modernas permiten anunciar con gran difusión lo que se vende y encontrar con más facilidad lo que ofrece el mercado y dónde. Pero hay ocasiones en las que aún conviene que compradores y vendedores se encuentren en persona. Las ciudades grandes disponen de mercados de carne, pescado, verduras o flores donde los compradores pueden inspeccionar y comparar la calidad de los productos. En el pasado, los mercados de bienes de segunda mano solían contar con tratantes especializados, pero en la actualidad los vendedores pueden establecer contacto directo con los compradores a través de comercios en línea como eBay. Las páginas en internet pueden servir para que el alumnado venda sus libros de manera directa a otros estudiantes.
A finales del siglo XIX, el economista Alfred Marshall propuso su modelo de oferta y demanda con un ejemplo muy parecido al de nuestros libros de texto de segunda mano. La mayoría de las ciudades de Inglaterra contaba por entonces con un edificio destinado a que los productores de cereales se encontraran con comerciantes para la compra venta de grano. Marshall explicó que la curva de oferta de los cereales estaría determinada por los precios que aceptaran los agricultores, mientras que la curva de demanda dependería de la disposición a pagar de los comerciantes. Después, esgrimía él, aunque el precio «pueda lanzarse de acá para allá como un volante de bádminton» dentro del «regateo y la negociación» propios del comercio, nunca se apartará mucho del precio específico con el que la cantidad que demandan los comerciantes sea igual a la cantidad que ofrecerían los agricultores.
La figura 8.3 aplica esta idea al mercado de los libros de texto. Para hallar el precio con el que la cantidad demandada es igual a la cantidad ofertada, podemos trazar la curva de oferta y la curva de demanda en el mismo gráfico. La oferta iguala la demanda en el punto A, donde se cruzan: el precio es \(P^*\) = 8 $, y la cantidad es \(Q^*\) = 24. A partir de las curvas de oferta y de demanda verás que 24 compradores están dispuestos a pagar 8 dólares o más y que 24 vendedores están dispuestos a aceptar 8 dólares o menos. Decimos que el mercado estará en equilibrio si el precio es 8 dólares.
Figura 8.3 El mercado de libros de segunda mano estará en equilibrio si el precio es 8 dólares.
- precio de equilibrio del mercado, precio que vacía el mercado
- Precio al que la cantidad demandada de un bien es igual a la ofrecida. Véase también: precio de equilibrio.
Pero ¿de verdad esperaríamos que la mayoría de los libros se vendiera por un importe cercano al precio de equilibrio del mercado, \(P^*\) = 8 $, tal como planteó Marshall para el mercado de cereales?
El argumento de Marshall se basaba en el supuesto de que todos los agricultores vendían mercancías idénticas: todos los cereales eran del mismo tipo y de la misma calidad. De modo que daremos por supuesto que todos los libros son idénticos (aunque, en la práctica, algunos se encontrarán en mejor estado que otros). Y supondremos también que, al igual que los agricultores en los mercados de cereales, los estudiantes con intención de comprar y vender libros pueden reunirse en un mercado de compraventa de libros de segunda mano organizado por el sindicato de estudiantes.
Ahora sí podemos aplicar un argumento similar al de Marshall. Si los vendedores pidieran un precio aproximado de 10 dólares, muy pocos atraerían a compradores, y algunos decidirían que les iría mejor si redujeran su precio. Por otra parte, si hubiera libros a la venta por unos 5 dólares, estos vendedores se verían abrumados por grandes colas de posibles compradores y repararían en que podrían vender a un precio más alto.
Por tanto, aunque unos pocos libros se venderán a precios diferentes, sería de esperar que otros estudiantes se percataran de lo que está ocurriendo y no tardaran en fijar su precio en torno a 8 dólares, lo que igualaría la oferta y la demanda.
Grandes economistas Alfred Marshall

- utilidad marginal
- Utilidad adicional que resulta de un aumento de una unidad en la cantidad de un bien.
- coste marginal
- Aumento del coste total cuando se produce una unidad adicional. Corresponde a la pendiente de la función de coste total en cada punto.
- economía
- La economía es el estudio de cómo las personas interactúan entre sí y con el entorno natural para producir y adquirir sus medios de vida y cómo varía todo ello con el tiempo y de unas sociedades a otras.
Alfred Marshall (1842–1924) fue el fundador, junto con Léon Walras, de lo que se denomina la escuela neoclásica de economía. Su obra Principles of Economics, publicada por primera vez en 1890, fue el manual introductorio de referencia para estudiantes anglófonos a lo largo de 50 años. Gracias a sus excelentes conocimientos matemáticos, Marshall sentó nuevas bases para el estudio de la oferta y la demanda recurriendo al análisis matemático para la formulación del funcionamiento de mercados y empresas y para expresar conceptos clave como costes marginales y utilidad marginal. También debemos a Marshall los conceptos de excedente del consumidor y del productor. Su idea de la economía como el intento de «entender cómo influye en la calidad y el estilo de vida de un hombre la forma en que se gana el sustento…» se acerca a nuestra propia definición de economía.1
Por desgracia, los seguidores de Marshall han pasado por alto buena parte de la sabiduría que encierra su libro. Marshall prestó atención a la realidad. Su observación de que grandes empresas podían producir a costes unitarios más bajos que las empresas pequeñas fue esencial en su pensamiento, pero nunca ocupó un lugar destacado dentro de la escuela neoclásica. Esto podría deberse a que si la curva del coste medio es decreciente incluso a gran escala, habrá una especie de competencia del tipo «quien gana se lo lleva todo» con la que unas pocas empresas grandes se erijan en ganadoras y tengan el poder de fijar precios. Este problema se analiza en la unidad 7.
- Homo economicus
- Expresión latina que significa ‘ser humano económico’ y se emplea para describir un actor económico que toma decisiones destinadas en exclusiva a satisfacer su propio interés.
A Marshall también le habría inquietado que el Homo economicus (cuya existencia cuestionamos en la unidad 4) se convirtiera en el protagonista principal de los manuales escritos por los seguidores de la escuela neoclásica. Él insistía en que:
Las fuerzas éticas se encuentran entre aquellas que los economistas deben tomar en consideración. Ciertamente ha habido intentos para construir una ciencia abstracta a partir de las acciones de un hombre económico libre de influencias éticas y que persigue ganancias pecuniarias… de manera egoísta. Pero han sido infructuosos. (Principles of Economics, 1890).
Al tiempo que promovió el empleo de las matemáticas en la economía, también advirtió sobre su mal uso. En una carta dirigida a A. L. Bowley, colega economista también interesado por las matemáticas, explicó las «reglas» por las que él mismo se regía:
- Use las matemáticas como un lenguaje abreviado y no como una máquina de investigación.
- Aférrese a ellas [es decir, sigue con las matemáticas] hasta haber terminado.
- Tradúzcalas al inglés.
- Después ilustre con ejemplos que sean importantes en la vida real.
- Préndale fuego a las matemáticas.
- Si no tiene éxito en el punto 4, préndale fuego al 3: «Yo lo hago a menudo».
El trabajo de Marshall estuvo motivado por el deseo de mejorar las condiciones materiales de la gente trabajadora:
Ahora nos estamos preguntando al fin con seriedad si de verdad es necesario que exista eso que llamamos las clases bajas: esto es, si hay necesidad de tener a gran cantidad de personas condenadas desde la cuna a trabajar con dureza para que proporcionen a otras lo necesario para llevar una vida refinada y cultivada, mientras su pobreza y sus rigores las privan a ellas mismas de participar de esa vida… La respuesta depende en gran medida de los hechos e inferencias, que son el cometido de la economía; y esto es lo que confiere a los estudios económicos su mayor y más elevado interés. (Principles of Economics, 1890).
Pregunta 8.2 Elige las respuestas que sean correctas
Tomando como base la información del apartado «Grandes economistas», lee las siguientes afirmaciones sobre Alfred Marshall y elige las opciones que sean correctas.
- Defendió que el empleo de «hechos e inferencias» económicos para mejorar las condiciones materiales de las personas trabajadoras es lo que da más sentido a la disciplina.
- Estos conceptos constituyen algunas de las aportaciones más importantes que hizo Alfred Marshall.
- En realidad fue el fundador de la escuela neoclásica de economía.
- Usó las matemáticas con profusión como lenguaje abreviado, pero hizo hincapié en la importancia de «traducirlo» al inglés y de ilustrar las conclusiones empleando ejemplos destacados del mundo real.
-
Alfred Marshall. 1920. Principles of Economics (8th ed). Londres: MacMillan & Co [Principios de economía, trad. cast. de Emilio de Figueroa, Madrid: Síntesis, 2005]. ↩